Rosario Tijeras, Jorge Franco (1999)

Es el momento de la primera recomendación:

Este interesante libro está ambientado en la ciudad colombiana de Medellín. La pobreza, las guerras de bandas, los tiroteos y las drogas están a la orden del día. Conocemos a la protagonista -la epónima Rosario Tijeras, una asesina a sueldo- en un momento muy especial. Le disparan durante un beso. Como dice el narrador:

„Como a Rosario le dispararon en el momento en que la besaron, confundió el dolor del amor con el dolor de la muerte. Pero cuando apartó los labios de esa boca y vio la pistola, lo entendió”.

Y así, una vez más, el amor y la muerte se entrelazaron en su vida. Conocemos la historia de esta vida de labios del hombre con el que se besó y que se sienta en la sala de espera del hospital. Es su amigo, o al menos lo trata como tal. Por su parte, es mucho más que una amistad. Está perdidamente enamorado de ella. No hay posibilidad de reciprocidad. A pesar de ello, le es fiel. La conoce mucho mejor que Emilio, su amante. Como él dice, „Rosario se dividió entre nosotros: yo me quedé con su alma y él con su cuerpo”.

¿Y cuál es la imagen que se desprende de su relato? Conocemos a Rosario como una mujer llena de contradicciones. Esta contradicción viene indicada por su nombre y apodo. Tijeras significa en colombiano. El nombre se asocia a las flores, el apodo a una herramienta afilada. Las tijeras aparecen en su vida muchas veces. Su madre era modista, así que los usaba a diario. De niña, Rosario las utilizaba para cortar a sus profesores. Más tarde, las utilizó para castrar a un hombre que la había violado antes (de ahí el apodo).

La contradicción entre nombre y apodo no es única. Esta mujer parece consistir sólo en contradicciones. En su vida, el amor y la muerte, o Eros y Tánatos, como he dicho, están inextricablemente entrelazados. Aunque probablemente sería mejor decir: sexo y muerte. Mata a muchos hombres durante el sexo, como una mantis religiosa. A todos, en cambio, los besa antes de morir. Al parecer, porque le dan pena. ¿Siente pena por los que mata? ¿Qué clase de asesino a sueldo tiene escrúpulos?

Así es. Rosarie no es la típica asesina fría y despiadada. Muchas de sus características no se ajustan a ese patrón. Muestra repetidamente un rostro humano. Después de cada acción que realiza, está aterrorizada. Para ahogar su miedo, se atiborra de toneladas de comida (en otras palabras, se comporta como una típica bulímica) y gana peso a pasos agigantados. Al cabo de unos meses, deja de hacerlo, empieza a pasar hambre y se mantiene delgada hasta que comete otro crimen. También sabe llorar. Normalmente lo hace por rabia, pero después de la muerte de su hermano realmente llora de dolor. Delante de sus padres, Emilia no puede ocultar su molestia por su falta de amabilidad, y no puede decir una palabra por estrés. Quiere romper con su vida anterior, o eso declara, pero nunca lo hace. Todas estas debilidades humanas la hacen evocar cierta simpatía. Sabemos que es una asesina, pero podemos entenderla. Al fin y al cabo, ¿qué opción le daba la vida? Nació en un barrio pobre. Su infancia „de cuento” estuvo llena de imágenes de tiroteos y de gente drogada. Fue violada a los 8 años (de ahí su odio a los hombres). Es difícil esperar que alguien criado en esas condiciones sea un ángel. Esto no significa que la absolvamos. Tenemos en cuenta todo el tiempo que es una asesina. Pero cuando muere, es extrañamente duro para nuestras almas. Lo sentimos por ella. Extraño, ¿no? Extraña y complicada, como la propia Rosarie, cuyo destino realmente merece la pena leer.

TE LO RECOMIENDO.

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